Sé que te he usado de enema mental y aquí desahogo mis enojos y frustraciones, en realidad nunca había sido mi intención hacerlo, pero terminaste siendo mi basurero de los últimos posts y que hasta yo me he llegado a caer gorda.
Creo que últimamente he sufrido el mal de la monotonía y hastío laboral, y es que simplemente, ya no siento que mi energía fluya en este lugar. Demasiados cambios, demasiadas restructuras, las mismas personas, el mismo escritorio, el mismo teclado, la misma pantalla, el mismo sabor de las cosas, los mismos problemas, los días terminan por volverse una copia, de la copia, de la copia de todos los días.
Sin embargo, fuerzas muy poderosas me animan (porque sé que no me obligan) a seguir aquí, a checar mi tarjeta de acceso y sentarme en la misma silla desde hace años, una silla que sé que si me quedo, nunca la cambiaré por una mejor.
Estoy en una etapa de mi vida en la que trato de cerrar ciclos, de sanar heridas. Terminé por conocer muchas cosas que no sabía de mi misma, a entender y mejorar.
Me di cuenta de que parte de mi enojo, no es mío, solo es heredado. Me quedo con la parte que me toca, esa parte a la que llamaría mi Winterborn, mi niña interna, a la que estoy sanando continuamente para poder tomar mi lugar como adulta.
Es por eso que cambiaré mi visión de las cosas, dejaré de lado esa ira que no es mía, veré todo con un nuevo cristal y ya no ser toda una quejosa.
No es que me vuelva positiva de la noche a la mañana, tampoco me volveré el alma de la fiesta, tal vez es un proceso más de "ser menos negativa".
Escuchando: Metallica - Turn de Page