septiembre 26, 2008

El niño Libra

–Está en ese estado de ánimo
–dijo la Reina Blanca–,
en que quiere negar algo...
¡solo que no sabe que negar!



"Vaya, ¡que bebé tan hermoso!". Los padres de los bebés de octubre oyen con tanta frecuencia estas palabras que bien se les puede perdonar que se enorgullezcan. El pequeño Libra parece efectivamente un ángel rosado y regordete, sacado de las páginas de un libro de cuentos. Con su expresión dulce, y esos gratos rasgos venusianos, tan bien equilibrados, es encantador. Rara vez ocurrirá que, furioso y con la cara congestionada, chille y patalee en su cuna, o que aplique a mami un puñetazo en la nariz mientras ella procura darle el biberón. Es demasiado cortes para tan agresivas diabluras. Cuando sonríe, toda la guardería se ilumina. "¡Pero, que encanto de bebé, tan bueno! Tan tranquilo, regordete y lleno de hoyuelos. Seguramente un hada madrina le bendijo con su mágico beso".

No me gusta ser yo quien haga el papel de la vieja bruja en el regio bautizo, pero ¿te fijarías por favor si no tiene un hoyuelo en el mentón, como la mayoría de los bebés Libra? ¿Lo encontraste? Bueno, pues, como un juego simplemente, podrías buscar la última pagina del Libro del Bebé y anotar algo que solía decir la abuelita: "Mentón con hoyuelo, diablo cojuelo". (Tal vez en secreto la abuelita estudió astrología.) Ya llegará algún día en que vuelvas a leer esa línea y rindas silencioso tributo a su sabiduría.

Es posible que sea alguna mañana mientras él está sentado a la mesa, removiendo lentamente con la cuchara un plato primero, después el otro. El plato de la derecha contiene el huevo escalfado, preparado como a él le gusta. En el de la izquierda está la avena cocida, bien cubierta de azúcar moreno, como a él le gusta. Los dos se están enfriando sin que él haya probado bocado. ¿No tendrá apetito? Si, se muere de hambre. ¿Tendrá fiebre? No, está perfectamente. ¿Está enojado por algo? No, de ningún modo. Entonces... ¿por qué sigue ahí inmóvil y obstinado, jugando de esa manera con la cuchara y sin probar bocado?

Porque no acaba de decidirse sobre que comer primero, si el huevo o los cereales. Y tú aumentaste la confusión al darle un vaso de zumo de naranja y una tostada, intentando tentarle. Fue un error. Ahora, será ya imposible que llegue a decidirse. Mejor que, por hoy, te olvides del desayuno. Y mañana por la mañana, dale una cosa cada vez. Primero el zumo de naranja. Se lo bebe. Después los cereales. Se los come. Ahora el huevo. Le encantan. Y por fin la tostada. Mientras él siga ahí, masticando alegremente, tú no podrás creer que se haya comido todo el desayuno en menos de diez minutos. Pues acabas de aprender la lección más importante que hay que saber para criar a un niño Libra: nunca le hagas elegir, pues es incapaz de tomar decisiones.

Si hay algo que un niño Libra detesta más que tomar una decisión es tener que tomarla deprisa. No le acoses. Supongamos que aprendió a vestirse solo y, con la emoción de semejante aventura, hace algunas semanas tiene olvidada su indecisión típica. Ahora, vestirse ya es cosa sabida para él. Tú empiezas, ayudándole a ponerse los pantalones, y le alcanzas la camisa, los zapatos y los calcetines. Se queda ahí sentado. "¡Vístete, Jorge!" Sigue sentado. "¡Date prisa y vístete, Jorge!"

En la escena siguiente, tú apareces contándole a alguna amiga lo terco que es tu hijo Libra. No seas injusta. Terco es un niño de Tauro, pero no Libra. Lo que pasa es que tú tratas de hacer que decida deprisa que calcetín ponerse primero en que pie. Ya la cosa es de suyo bastante difícil, pero cuando él acababa de decidir que se pondría en el pie derecho el calcetín que tiene en la mano izquierda, tú le gritaste y alteraste su equilibrio; ahora está de nuevo en el punto de partida. ¿Que calcetín primero? Ya ves que la culpa es tuya, no de el. ¿Cómo puede tomar una decisión tan importante, si continuamente le gritan y le dan ordenes? No solo le rompen los tímpanos, sino que además le hacen olvidar lo que estaba a punto de decidir.

Son las cosas que pueden ponerte un poco alterada, especialmente si eres de tipo nervioso, y no serás la única. Algún día, él se habrá enamorado de una muchacha maravillosa, y estarán hablando de matrimonio. De cuando y si... Él se queda ahí sentado. ¿Sí? ¿O no? La chica espera, pacientemente. Los rasgos de él tendrán la misma expresión perpleja que tienen ahora. Por último: "Jorge, ¿vamos a casarnos?". Sigue sentado. De nuevo: "Jorge, ¿cuándo nos casamos?". Pobre chica. El mismo error que cometiste tú con el zumo de naranja y la tostada. Ahora, él tiene que decidir dos cosas: no solo si se casan, sino cuando. Vas a tener que hablar con ella.

Pero para eso faltan unos cuantos años. Hoy el problema son los zapatos y los calcetines. Ve hacia donde está y dile con firmeza: "Jorge, primero vamos a poner este calcetín en este pie". Díselo con suavidad, sin gritos ni tono áspero. Mejor si inventas una melodía y le cantas las palabras; eso le encantará. De un golpe has superado dos obstáculos: le ayudaste a decidir y creaste una atmósfera agradable. En cinco minutos está vestido. Es lo mismo que tendrá que hacer algún día la chica, cantarle suavemente: Nos casaremos el seis de agosto (con música de la Marcha Nupcial). Si es una de esas chicas tímidas, es posible que tengas que esperar mucho para ser abuela. El final feliz del cuento es este: si tú le enseñas a decidirse, sin acosarle ni darle prisa, será mejor para la chica también. Para entonces, tu hijo Libra habrá superado su indecisión.

Los niños Libra cuyos padres han alterado su delicado equilibrio insistiendo constantemente en que se decidan con demasiada rapidez suelen tener de adultos una verdadera neurosis con las elecciones. Sugiérele con suavidad la solución, una y otra vez. Terminará por encontrarle la vuelta, y a vencer una de sus mayores dificultades. Eso es todo. Aunque pueda parecerlo. Muéstrale como obstinado, no hace mas que reaccionar según la modalidad típica de Libra ante una interrupción discordante y ante el trauma emocional que significa el hecho de que no se respete su momento de decisión. A él le gustaría conformarte, en serio, pero sólo puede ser eficiente cuando en su mundo hay armonía de sonido, color y pensamiento. La tensión le desquicia, como si fuera un cuadro mal colgado. Cuando los adultos apresurados meten a la fuerza una personalidad joven en un molde que no le corresponde, pueden deformarla para siempre.

Tal vez te sientas un poco menos frustrada si te hablo de mi amigo, un dentista a quien su mujer regaló dos vástagos Libra: dos niñas, con tres años de diferencia. ¡Ya puedes imaginarte lo que pasaba todas las mañanas en esa casa! Cuatro zapatos, cuatro calcetines, cuatro pies... y dos cabecitas confundidas. Hasta que sus padres descubrieron la astrología, las dos pequeñas Libra andaban casi siempre descalzas.

También te será útil tener presente la razón que explica las vacilaciones de tu hijo. La mente de los niños Libra está hecha para buscar la verdad. Son niños de buen corazón, y deseosos de ser imparciales. A tu pequeño le espanta la idea de cometer un error o equivocarse en un juicio. No quiere herir tus sentimientos, pero su naturaleza le obliga a buscar una respuesta equilibrada antes de decidirse a hacer las cosas de una forma atropellada, como puede ser ponerse los calcetines. Así y todo, la cautela de Libra es una escuela del carácter, y muy útil para evitar accidentes y no meterse en líos, ahora y en el futuro. Piénsalo un poco. A un pequeño Libra le llevará tanto tiempo decidir si dibuja o no un elefante azul en la pared de la sala de estar que te será posible detenerle antes de que el daño esté hecho.

Si tu retoño Libra es objeto de falsas acusaciones de terquedad, reflexiona un poco. Tal vez tengas demasiado alto el volumen de la radio o del televisor. Los colores de su dormitorio pueden ser la causa de que duerma mal de noche. Los tonos chocantes y chillones pueden provocar constantes altibajos en su equilibrio emocional. Todos los matices del azul y los tonos pastel le calmaran eficazmente. Ponle música –pero suave– cuando quieras que coma, que se vista o que guarde los juguetes. Si los sonidos y los colores que rodean a un niño Libra son discordantes, sus acciones también lo serán. Verse obligado a ser testigo de cualquier forma de violencia puede hacer que algo muy profundo de él quede destruido para siempre. Ya de bebé verás que se estremece o tiembla cuando oye un ruido súbito. Los niños Libra necesitan paz, silencio y descanso en grandes dosis.

Esto nos lleva a otro problema: el de la holgazanería de Libra, que en realidad nada tiene de tal. Son niños que juegan mucho y durante mucho tiempo, y después deben descansar. Pero eso no es ocio, es recuperación. El ritmo de Libra le exige periodos de actividad seguidos de otros de reposo; es la única forma en que puede mantener su salud emocional y física. Si se le hace sentir culpable por esta característica, entonces si, como autodefensa, será realmente holgazán. Cuando veas a un niño Libra sin hacer nada, no le molestes. Su balanza interna pronto se habrá equilibrado y le verás listo para la acción. Ahora está volviendo a cargar las baterías. Los planetas le hicieron así, y él no puede cambiar las cosas.

Los niños Libra son expertos en ablandar corazones. Tienen una forma de ser tan encantadora, son tan dulces sus zalamerías, y ¿quién podría resistirse a esas sonrisas y esos hoyuelos? Sus modales dulces y cariñosos pueden convertir a sus padres en dos genios benévolos que le conceden hasta el último de sus deseos (sin hablar de la mágica variedad de duendes del hechizado resto de la familia). La consecuencia es que estos niños pueden llegar a la escuela tan malcriados que son poco menos que imposibles de manejar. Después de todo, no se pueden pasar años tratando a un niño como a un príncipe o una princesa y esperar luego que acepte ordenes. Lo que necesitan los niños Libra no es tanto disciplina como estar menos mimados.

Si se le ha criado con el adecuado equilibrio, el niño típico Libra es una delicia para los maestros. De mentalidad brillante y lógica, les gusta la discusión, y su intensa curiosidad hace de ellos buenos estudiantes. Sin embargo, una vez que aprendan a leer y a manejarse con hechos, tanto padres como maestros se verán enfrentados a discusiones constantes.

Jamás da resultado decir lisa y llanamente algo a una niña o a un muchacho de este signo. Si no les presentas los dos aspectos del problema, pensarán que eres injusto. Y si das preferencia a uno, tu alumno Libra hará una cuestión de honor defender el otro, hasta que te obligue a ser imparcial. Si tu parcialidad es por el blanco, Libra saldrá siempre en defensa del negro, con lo que se puede ganar la reputación de rebelde, aunque nada esté más lejos de la verdad. Son niños que obedecerán escrupulosamente las reglas, siempre que estén convencidos de que las reglas no son una estupidez. La balanza debe estar siempre en equilibrio, para que Libra no se sienta incómodamente sacudido; por eso discutirá hasta que tenga la sensación de haber considerado honradamente todas las circunstancias, y de que la balanza de la justicia esta armoniosamente nivelada. Los niños y niñas de octubre siempre pondrán a prueba el ingenio de padres y maestros, porque hay que saber pensar con mucha lógica para mantenerse a su altura. Lo discutirán todo, desde los titulares del periódico hasta quien tiene razón o no la tiene en un desacuerdo familiar. A un niño Libra no le gustará oír habladurías de los mayores. Para él una confidencia es sagrada, y también le hará fruncir el ceño ver que se juzga apresuradamente a alguien. Si cree que tú estás equivocado, tomará partido por el otro, aunque se trate de tu peor enemigo.

Jamás invadas su intimidad, que él no invadirá la tuya. Haz que las comidas sean placenteras. Las niñas te pedirán que pongas en la mesa flores y velas; los varones querrán una dieta equilibrada, aunque, lo mas seguro, les encantarán los dulces. Es probable que haya algunos problemas de exceso de peso y que en el cuarto de baño la balanza tenga trabajo extra.

Los niños Libra, si no se han refugiado en el resentimiento, debido a una torpeza ajena, serán generalmente limpios y pulcros sin que haya que vigilarlos. A la mayoría de ellos les disgusta tanto el desorden que ayudarán de buena gana a mantener pulcra la casa. Como Libra tiene talento musical y artístico, podría ser que tuvieras en la familia un proyecto de compositor o artista, de manera que encárgate de que no le falten oportunidades para desarrollar su capacidad latente.

La pequeñina Libra se empolvará hasta el vestido con tus polvos más caros, se echará en la rizada cabeza tu mejor perfume y se negará a salir de la bañera. Expresa así el amor por la belleza y por las cosas agradables, como el agua tibia y los perfumes, que caracteriza a su signo. Cuando llegue a la adolescencia, monopolizará durante horas el cuarto de baño para tomar sus baños de espuma, y te usará el jabón que reservas para los huéspedes. Recuerda que busca la armonía y que para ella la paz, la belleza y la comodidad son armonía.

El varón te irritará probablemente con sus siestecitas en el sofá y con esa exasperante manera de saber siempre más que tú sobre temas que deberían pasarle por encima de las cabezas. (Si, habrá veces que jurarías que tiene dos.) Pero esos ocios periódicos sirven para restablecer su energía. No se ha muerto, se está recuperando. Y en cuanto a la actitud de sabihondo, tal vez está practicando contigo su futura carrera de abogado. Mírale con optimismo. Algún día el jurado no tendrá mas remedio que escucharle, pero tú siempre puedes irte a preparar la comida o esconderte detrás del periódico. Sea niña o varón, anímale a que escriba si siente la necesidad; recuerda que Libra rige los libros también.

Los adolescentes de ambos sexos tendrán la casa envuelta en una constante nube de romance, y los amores juveniles serán tantos que tendrás la sensación de vivir en una especie de campamento sentimental, pero también eso pasará. Algún día repicarán las campanas de la boda y tu vástago Libra constituirá una hermosa familia: tranquila, equilibrada, armoniosa y discutidora. Es posible que alguna soleada mañana de octubre de nuevo te veas frente a la guardería del hospital y oigas exclamar a la enfermera o a algún visitante: " ¡Oh, que bebé tan hermoso! Un tesoro, tan bueno, tan dulce y tranquilo". Y que tú, con tu sabiduría duramente ganada, señales: "Si, pero ¿ha visto el hoyuelo que tiene en el mentón?".

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